12 de julio de 2010

La Tesis

Vamos a hacer un paréntesis en estos relatos sobre como se gestó la novela "Pelayo, rey", intentado romper la monotonía y hacerlos, si es que se puede, un poco menos aburridos; a la vez me hago a mi mismo la promesa (que casi seguro no podré cumplir)de intentar ser un poco más ameno y menos pesado.
Aprovecho también para hacer un ruego a los que lean (o leen, porque tengo constancia de que alguno hay)este blog. Me divierte, por supuesto, escribir acerca de mis vivencias, y recordar todo lo que acompañó a la génesis de esta "opera prima"; pero sería mucho más interesante, para mí y para todos los que accedan a ella, que se hicieran comentarios que pudieran dar lugar a la polémica y/o a la controversia. ¡Ánimo! Y al primero que colabore le prometo un ejemplar dedicado.
Y por fin, vamos con el título de esta entrada. Toda aportación literaria tiene en sí misma una tesis. Relevante o intrascendente. Explícita o sobreentendida. ¿Cuál es la que podemos encontrar en "Pelayo, rey"? ¿Por qué el Reino de los Godos se derrumbó tras una sola batalla como un castillo de naipes? (Sí, ya sé que el ejemplo está extremadamente manido, pero estoy escribiendo con algunas prisas y tengo que sacrificar la originalidad)¿A qué se pudo deber que los musulmanes conquistasen con tanta rapidez las nueve décimas partes de la Península? o ¿Cuáles serían las causas de que durante setecientos años los reinos cristianos tuviesen como objetivo irrenunciable la Reconquista de las tierras perdidas tras el Guadalete? Todas estas están más o menos implicitas en la novela, pero hay una que es la principal, aunque no me dí cuenta de ello hasta varios años después de escribirla, cuando tuve que preparar las diferentes presentaciones que pude hacer: En la Península ("Hispania", o "el Reino Godo de Toledo" como se quiera denominar) convivían en aquellos primeros años del octavo siglo tres etnias bien diferenciadas: La minoría dominante, los godos descendientes de los que habían entrado desde más allá de los Pirineos hacía unos trescientos años; la mayoría hispanoromana, campesinos, artesanos e incluso grandes propietarios, gentes de toda clase y condición descendientes de las diversas tribus de distintos orígenes (Iberos, celtas...)que habían sido fundidas en un mismo crisol (Ya estamos otra vez con los ejemplos vulgares) por la cultura romana; y un cierto número de tribus que dependían nominalmente de Toledo, pero que mantenían una cierta semiindependencia aprovechándose de sus apartados y agrestes parajes (Astures, Cántabros, Vascones, etc.). Después de la invasión musulmana, al menos en el Reino de Asturias esas diferencias desaparecieron (Aunque hay historiadores que opinan que, durante un tiempo, aún existieron; y aprovecho para recomendar la excelente nvela de Fulgencio Argüelles, "Los clamores de la Tierra", sobre el reinado de Ramiro I, que mantiene esa opinión, diferente de la mía).
¿A qué se debió este cambio? Los historiadores expresan diferentes teorías sobre el tema, pero yo, que solo soy (o intento ser) un humilde novelista, hago que se deba (Y permitidme que me cite a mí mismo, en la presentación que hice en Libro Oviedo.)"a las dos grandes fuerzas que son los motores de la humanidad: El Amor y la Amistad"

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