27 de febrero de 2015

PROMESA CUMPLIDA EN EL ÚLTIMO SUSPIRO.

Ciñámonos a la letra de lo prometido en la entrada anterior, de fecha 8 de enero. Dije que intentaría escribir una entrada en en el blog al menos una vez cada mes, y aún estoy a tiempo de cumplirlo. Bien es verdad que casi han pasado dos meses desde entonces, pero si publico esto antes del próximo domingo, día uno de marzo (me quedan hoy y mañana), habré hecho una entrada en enero y otra en febrero, y salvaré el cumplimiento de lo prometido, aunque sea por los pelos (los pocos que me quedan). El texto de LA CRUZ DE LOS ÁNGELES ya está terminado y corregido. La portada, una vez más una obra excelente de mi amigo Nacho Luengo, al que nunca podré agradecer lo suficiente las molestias que se toma para que mis novelas tengan una apariencia más que suficientemente aceptable (en su exterior; en cuanto a su interior, que cada cual lo califique como crea que se merezca), ya está también concluida, y, aunque el artista aún quiere hacer unos últimos retoques, podría ir tal cual a imprenta. Así que ese capítulo ya está cerrado, a la espera de fijar la fecha de la presentación en el colegio (el 23 de abril, día del libro, sería una fecha interesante). En cuanto a LA ESTIRPE DE LOS REYES, aproveché el fin de semana del 13 de este mes, que no fue día lectivo, para hacer un viaje a Asturias. Casualmente, lo que acontecía en el capítulo que estaba escribiendo tenía lugar en Gozón, Avilés y las dunas del Espartal, en Salinas, así que me dediqué a pasear con mi perro por esos lugares para ponerme en situación. El resultado, al menos para mis intenciones, fue satisfactorio; y, aunque – como es habitual – voy más lento de lo que me gustaría, la novela sigue progresando adecuadamente. Los capítulos correspondientes a la trama asturiana, que son en los que estoy trabajando actualmente ya han sobrepasado (cronológicamente) a los de la trama africana-árabe-bizantina; y pronto ambas confluirán en una sola. Eso me llevará a enfrentarme a las complicaciones que me han perseguido desde que me decidí a escribir esta novela, contemporánea de las otras que ya he publicado o redactado: hacer compatibles los acontecimientos que sucedan en ella con los que se narran en LA MURALLA ESMERALDA, EL MULADÍ, LA CRUZ DE LOS ÁNGELES o en la aún inédita LA CRUZ DE LA VICTORIA, que debería ser la siguiente en publicarse, a no ser que la actual, LA ESTIRPE, vea la luz antes que ella. Pero eso es otro problema del que nunca estaré seguro si he hecho bien en meterme en él. Hasta el próximo mes.