Bien, acabados ya los comentarios acerca de “La Muralla Esmeralda”, al menos hasta que se publique, o esté a punto de hacerlo, comenzamos a hablar de la tercera: “El Muladí”
Ya dije cuando hicimos el estudio conjunto de todas las novelas, que “El Muladí” se concibió (y comenzó a escribirse) después de haber finalizado la que le sigue, “La Cruz de los Ángeles”. Repito, porque hace ya tiempo que lo expliqué y puede haber (con toda seguridad) lectores que se hayan incorporado al blog con posterioridad, que paso mis vacaciones en Andalucía, región en la que quedan multitud de influencias de la época (siete siglos, es decir, más tiempo del que ha transcurrido desde el fin de la Reconquista hasta nuestros días) en que estuvieron bajo la dominación musulmana; costumbres, topónimos y otros conceptos nos retrotraen indefectiblemente a esa época.
Tengo muchos y buenos amigos en Torre del Mar, Málaga. Por supuesto que no son musulmanes, pero no reniegan de lo bueno que pudo tener su influencia en esas tierras (que lo hubo, al igual que algo de malo también). En mis novelas, como corresponde a novelas de aventuras, hay “buenos” y “malos”; y el papel de los “malos” les corresponde siempre a los musulmanes. Y quería dedicarles una pequeña compensación.
Por otro lado, aunque mis novelas quieren narrar la historia del reino de Asturias, no puedo dejar de lado el hecho de que la mayor parte de España estuvo, largo tiempo, bajo la dominación musulmana y que sus habitantes, los descendientes de los hispanorromanos, se dividieron en dos grandes categorías: Los muladíes (“muwallad”, hijos de madre no árabe) y los mozárabes (“Mostaarab”, los que quieren ser como árabes). Estos dos grupos formaron durante mucho tiempo la mayoría de la población de la Península, pues los musulmanes invasores, árabes y bereberes, no dejaron de ser una minoría, dominadora, por supuesto, pero minoría al fin y al cabo; y el pequeño reino asturiano también tenía una población escasa, tanto de astures y cántabros, como de hispanos y godos fugitivos, al menos hasta que la expansión territorial y la emigración voluntaria o forzosa de cristianos desde las tierras sometidas a los musulmanes hacia el norte diese al reino de Asturias y a sus sucesores la posibilidad de competir en condiciones más igualitarias con el emirato cordobés.
Así que en esta novela, el papel protagonista y la mayor parte de las aventuras les ocurren a representantes de estos grupos; aunque, como parte de una saga, hay capítulos que transcurren en Asturias y los personajes de las novelas anteriores y posteriores también tienen su papel. Lo que, como se verá, me crea más de un problema.
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