12 de agosto de 2011

PROBLEMAS CRONOLÓGICOS II.

Las fechas en que gobernaron reyes y emires.

Este problema es de índole distinta al anterior, y no tan achacable a mis errores (aunque algo de responsabilidad sí que tengo, por supuesto)
Los historiadores no están totalmente de acuerdo con las fechas en que comenzaron o terminaron los diferentes reinados y emiratos. Según se acuda a una u otra fuente, puede haber un desfase de un par de años (incluso más).
Al realizar la tabla cronológica de la que he hablado en el capítulo anterior, he introducido también las fechas de comienzo de los reinados, para mejor situar las acciones, recurriendo a una de esas fuentes.
Y al pasar a esa tabla mis novelas, me encuentro con que, en lo que respecta a “El Muladí”, su protagonista, Abdul (imaginario), viaja a África, donde se encuentra con el ejército de Balch y, un tiempo después, que puede ser un año, le ayuda a llegar a la península. Pero en la fuente histórica que he consultado, Balch lleva ya un par de años en España, con lo que hay un desfase histórico.
Esto puede deberse, como espero, a que la fuente que consulté en su momento (y lo hice con tantas que ya no me acuerdo) discrepe de la que he consultado ahora, o a que cuando escribí “El Muladí” me equivoqué en las fechas. Me resulta difícil comprobarlo ya que en la citada “El Muladí”, al revés que en “Pelayo, rey” o “La Cruz de los Ángeles” (las primeras que escribí) no hago mención expresa de las fechas exactas en que ocurre la acción que narro y ahora, al hacer la tabla, tengo que estar continuamente deduciendo fechas del resto de los datos.
Sea como sea, ya no tiene remedio. Aunque como estos errores son más difíciles de detectar para el lector normal que los que puse de manifiesto en el capítulo anterior, espero que, ya que no se dieron cuenta de aquellos, tampoco lo hagan de estos.
También hay otro error en la fecha de la muerte de Pelayo, pero como tampoco digo expresamente en “La Muralla esmeralda” cuando fue, sino que hay que deducirla, igualmente espero que pase desapercibido.

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