9 de agosto de 2011

PROBLEMAS CRONOLÓGICOS I.

Los primeros problemas cronológicos que he detectado afectan a la segunda generación: los hijos de Pelayo y Gaudiosa ( Favila y Hermesinda), de Julián y Adosinda (Rodulfo e Isidoro), de Pedro de Cantabria (Alfonso y Fruela), - He escrito en negrita y no sé si saldrá así en el blog, los personajes reales, para distinguirlos de los de ficción. - y al resto de jóvenes de su edad, algunos de los cuáles salen de pasada en las últimas páginas de "Pelayo, rey", pero que tienen protagonismo en "La Muralla esmeralda". Las dificultades están centradas, sobre todo, en el personaje de Rodulfo.

Rodulfo es un personaje de ficción, hijo del también inventado, Julián (En “Pelayo, rey” es el amigo del protagonista y comparte todas sus aventuras) y de la hermana de Pelayo, Adosinda. En la citada “Pelayo, rey”, nace al final, en el mismo año de la batalla de Covadonga (722), y la boda de sus padres se realiza un año antes. En esa misma escena novela, Favila, el hijo de Pelayo, había nacido 9 años antes y esa es la edad que tiene al final, y su hermana Adosinda, 5. Los hijos de Pedro de Cantabria, Alfonso y Fruela tienen, a su vez, 10 y 8 años respectivamente, aunque no se precisa.
Después de escribir “Pelayo, rey”, lo hice con “La Cruz de los Ángeles”, que transcurre mucho después (del 757 al 796) y, como entonces pensaba que fueran tres novelas separadas, sin demasiados enlaces entre ellas, no presté mucha atención a las edades. Como del rey Silo nada se sabía, me pareció buena idea hacerle hijo de Rodulfo, quien se casaría en segundas nupcias con la musulmana Yasmina (Y no cuento nada más para no desvelar la trama)
A continuación de esta novela, escribí “El Muladí”, que transcurre en el tiempo anterior a ella. Tenía que justificar lo ocurrido posteriormente, y me interesaba que Yasmina, (la madre de Silo), al ser llevada a Asturias, se casase con alguien que la protegiese, así que pensé en un Rodulfo maduro en contraposición a los jóvenes Alfonso y Fruela, y como tal lo describí. (Ya no me acordaba de lo que había ocurrido en “Pelayo, rey”, al menos no de las cosas no demasiado importantes, y no lo comprobé. Espero no volver a incurrir en ese error.)
Cuando mis novelas se convirtieron en una serie y escribí “La muralla esmeralda” como continuación de “Pelayo, rey”, pensé en que Favila, Hermesinda, Alfonso, Fruela y algunos más, serían un grupo de jóvenes nobles que se educarían bajo la tutela del rey Pelayo, y así lo hice. Al comprobar los problemas con el Rodulfo maduro de “El muladí” revisé este último y cambié unas frases relativas a este personaje como “con la sensatez propia de sus muchos años” por “una sensatez impropia de su juventud” y otras por el estilo, y me quedé tranquilo pensando que había resuelto el problema de una manera inteligente. (¡Craso error!, debería decir)
Ahora, al decidirme a escribir una nueva novela con los hijos (desconocidos) de Favila y los ficticios del también personaje de ficción, Alarico (En mi novela, nietos del rey Rodrigo), me he puesto a hacer una tabla cronológica (lo que tendría que haber hecho al principio) y me encuentro con que Rodulfo, que nace en el año 722, según digo en “Pelayo, rey”, en el año 723, en que comienza “La Muralla esmeralda” tiene 9.
(¡Y pensar que ninguno de mis lectores me lo ha señalado!)
Hay más problemas con los edades de los jóvenes, pero ninguno tan escandaloso como éste, porque son de un par de años, que pueden ser asumibles dentro de la trama, o las edades no están dichas expresamente y admiten varias interpretaciones.

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