Lo primero que me tenía que plantear al escribir la novela era saber lo que iba a pasar en ella. (La experiencia de “Pelayo, rey” en la que comencé a escribir sin saber realmente lo que iba a suceder, no ya en el siguiente capítulo, sino a veces en el siguiente párrafo no me ha vuelto a suceder). Como dije en la entrada anterior, nada había en las crónicas sobre esos años, y tenía que inventármelo.
Con la victoria de Covadonga había comenzado una epopeya que culminaría, 770 años después con la reunificación, bajo reinos cristianos, de los territorios invadidos por los musulmanes: La Reconquista. Según muchos historiadores, esto no fue una tarea persistente, sino que en ella hubo pausas, avances y retrocesos. Incluso algunos dicen que no fue una tarea consciente de los diferentes reinos cristianos, sino que se consiguió poco menos que sin querer, por el deterioro de los diferentes estados islámicos. Otros, sin embargo, mantienen que la idea de recobrar los territorios perdidos en el 711 fue una constante de las intenciones en los diferentes reinos cristianos de España durante ese tiempo. Teoría ésta que me resulta mucho más consistente y, por supuesto, mucho más atrayente para la trama de una serie de novelas.
Pero, de ser eso cierto, ¿Cuándo comenzó esa idea a tomar forma en las voluntades de los soberanos españoles? ¿Ya Pelayo era consciente de que gobernaba una isla de cristiandad en medio de un océano islámico, y que una de sus misiones era, no solo gobernar a sus súbditos, sino también liberar del dominio musulmán a los hispanos que vivían en los territorios gobernados por los emires cordobeses y recuperar los territorios perdidos en la invasión de Tarik y Musa? Esa es la cuestión que aborda esta novela y que está presente en todos sus capítulos, del primero al último.
¿Y cuál es la respuesta a esa pregunta? Pues ni el propio Pelayo lo sabía (al menos, en la ficción novelesca) Y, por su afán de averiguarlo, pasa lo que pasa en la novela y, sin desvelar las pocas dosis de intriga, lo iremos relatando en las próximas entradas.
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