Como anuncié en mi anterior entrada, voy a tratar un tema recurrente que ya se ha asomado a este blog en tres ocasiones. Por dos motivos: uno, porque ahora es el momento dentro de este paseo por la historia de mis historias que le corresponde, y dos, porque ha sido el único tema que ha suscitado comentarios en el blog. Y los comentarios de los lectores son uno de los pocos atractivos que esta labor tiene para el autor, aparte de la catarsis que supone el decir en voz alta (escribir públicamente) los motivos y circunstancias que le llevan a trasladar al papel y al alcance de todos lo que le pasa por la mente. (Para los lectores se supone que también es gratificante leer todo lo que el autor quiere contarles, realmente el ego de los escritores está muy por encima de lo que sería aconsejable)
Bien, ya que, como he dicho antes, este tema es el único que ha suscitado comentarios, voy a enviar estos primeros párrafos a todos mis contactos, con la esperanza de que les animen a entrar en el blog y leer el resto (Y participar, aunque eso sea, quizá, pedir demasiado)
Como sabrán los que sigan el blog, o hayan leído mi primera novela, “Pelayo, rey”, acostumbro a encabezar los capítulos con alguna frase de alguna de las crónicas de las que he sacado los datos históricos para escribirlo. Ya en la segunda novela, “La muralla esmeralda”, que espero se publique dentro de poco, al ser su trama, en su mayor parte, imaginaria, tuve que inventar también los encabezamientos; pero en ésta de la que estamos tratando, “La Cruz de los Ángeles”, la acción se corresponde casi en su totalidad con hechos reales, o, al menos, recogidos en las crónicas, con lo que todos los encabezamientos provienen de éstas, menos uno.
Según Sánchez Albornoz, después de los dos ataques consecutivos realizados por los musulmanes a Oviedo, y como represalia, Alfonso II realizó una larga cabalgada y, sorpresivamente, saqueó la lejana y populosa Lisboa, capítulo que narro con detalle y satisfacción. (Visito regularmente esa ciudad, y tanto ella, como Cascais y Sintra me son conocidas y apreciadas). Pero el docto historiador no dice (o yo no he encontrado) de dónde saca esos datos.
En las crónicas asturianas, y lo saco de “Textos de las crónicas de Alfonso III y Albeldense sobre los reyes en Santianes” de J. Rodríguez Muñoz, colección de textos y documentos para la historia de Asturias (I), Biblioteca histórica asturiana, Gijón, 1990, pp. 59-62, no se dice nada de esto, no obstante, el autor, en su comentario 49, relativo al destierro de Alfonso II en Ablaña, dice que hay otro suceso del que no hablan las crónicas, que es de la relación de Alfonso II con Carlomagno, de la que tenemos noticia gracias a “La vida de Carlomagno” de Eginardo; y, concretamente, señala que la incursión de Alfonso II en Lisboa se puede saber consultando: “Marcelin Deforneaux: Carlomagno y el reino asturiano” en Estudios sobre la monarquía Asturiana, Oviedo, 1971 pp. 89-114.
Pues bien, en las obras citadas no encuentro el relato de la expedición a Lisboa, así que no sé de dónde pudieron sacarlo los historiadores.
En mi primer estudio sobre este tema, en julio pasado, ofrecí un ejemplar firmado al primero que me diera alguna pista. Me contestaron Javier Serra y María de Lombas (Muchas gracias otra vez). Pero las pistas no me llevaron más que al punto que ya he relatado. No obstante, a Javier (que fue el más rápido) le debo ese ejemplar (aún no he tenido ocasión de dárselo, aunque me consta que ya tiene uno, pues fue uno de mis primeros lectores).
Así que, para acabar este “ladrillo”, vuelvo a esperar colaboraciones, o, críticas, o, aunque sea, saludos, que amenicen un poco los comentarios a este blog.
Saludos a todos.
Para evitar la depresión que me produce no ver ningún comentario en este blog, he decidido la acción directa: publicarlo yo mismo. Pero con motivo. Mi hermano Anselmo acaba de resolver el problema para el que había solicitado la ayuda de mis lectores. Mientras yo leía y releía todas las crónicas de la época que podía encontrar, Anselmo tecleaba en su ordenador "saqueo de Lisboa" y encontraba 15.000 entradas; como es habitual en internet, muchas equivocadas y poco rigurosas, pero algunas muy interesantes. He escogido un texto de "Historia de España en la Edad Media" de Vicente Ángel Álvarez Palenzuela y, aunque sigo sin saber de qué crónica de la época sacaron los historiadores esos datos, he podido acabar esta novela. Utilizo este comentario para dar las gracias públicamente a mi hermano y animar al resto de mis lectores para que hagan aquí sus comentarios.
ResponderEliminarHola Pablo,
ResponderEliminarFelicitaciones por la tercera edición de tu libro. En estos momentos por razones que ya sabés no puedo aportar mucha cosa. Por ahora sólo mi presencia en el blog para darte mucho ánimo para seguir adelante!!
Tu hermano se llama como se llamaba mi papá.
Besos para todos,
Hola, Silvia. Muchas gracias por tus ánimos. Llevo desde el pasado verano escribiendo en este blog, y ya hemos hecho un repaso a la mayor parte de mis novelas, tanto la publicada (Pelayo, rey), como las que aún no han visto la luz. Espero que pronto pueda dar la noticia de que la segunda ya está a punto de salir. Y que sigas leyendo mis entradas.
ResponderEliminarEstimado escritor, yo si he leído su primer libro, "Pelayo Rey", he incluido sus títulos en mi sitio de facebook llamado Novela histórica del Reino de Asturias, le trasmito mi gratitud por escribir sobre un tema que tanto me gusta. Encuentro su libro bien escrito, ameno y con gancho.
ResponderEliminarMuchas gracias y ánimo para continuar con el resto de nuestra história.