Una vez resuelto el problema del encabezamiento que me faltaba, podemos volver a la trama de la novela, que ya estaba finalizando. La supuesta, o no, sumisión de Alfonso II a Carlomagno le granjeó enemistades entre sus propios súbditos, que motivaron un “golpe de estado” en el año 801 (en el décimo de sus 52 años de largo reinado) que le depuso y le envió cautivo al monasterio de Ablaña, de donde fue rescatado y vuelto a reponer en el trono por sus “fideles”. Como trama novelística, justifico en la depresión que le supondría la rebelión de parte de sus súbditos, la confusión que hizo que se considerasen “ángeles” los misteriosos orfebres realizadores de la Cruz que lleva su nombre, símbolo de la ciudad de Oviedo y que fue donada a esta diócesis por el casto rey en el año 808. Asimismo la llegada de esos orfebres, muy probablemente francos, se relaciona, en la novela, con la venida a Oviedo de la princesa Berta, quizá sobrina de Carlomagno, con la que Alfonso II, a instancias del ya emperador, se casa sin, por eso, renunciar a su vida de castidad.
Con esto finaliza la novela, pero no la vida de Alfonso, al que aún le quedan unos cuarenta años de reinado y varias batallas contra los musulmanes. Si esta serie de novelas, como espero, se va publicando, quizá escriba una que transcurra durante esos años y que preceda a la que estudiaremos en una próxima entrada, “La Cruz de la Victoria”, sobre los reinados de Ordoño I y, sobre todo, Alfonso III.
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