La novela no podía acabar así. (Ni tampoco la vida de Alfonso). Aún el rey magno tiene tiempo de librar una última batalla contra los musulmanes, defendiendo la ciudad por el fundada, Zamora. Aquí, con una serie de inexactitudes históricas (que aclaro en la novela), pero de gran fuerza novelesca (al menos eso espero), termina la historia del rey emperador, de Alfonso III, “el Magno” y, en realidad, la del reino Asturiano, que pasa a ser el “reino de León”
Y también, la de mi quinta novela, “La Cruz de la Victoria”
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