8 de agosto de 2018

Aurelio


8 de agosto de 2018

Después del estudio, bastante extenso, dedicado a Fruela I, dedicaremos esta entrada al primero de los reyes que le siguieron: Aurelio, quinto rey asturiano:

Tras la muerte de Fruela, en el año 768, los nobles eligieron como rey a Aurelio, hijo de Fruela “el mayor”, el hermano de Alfonso I y, por lo tanto, hijo del duque Pedro de Cantabria. Algunos historiadores opinan que fue debido a que los nobles de origen godo de Cantabria consiguieron el predominio en la corte (aunque Fruela I también era de origen cántabro, por su padre Alfonso I, la influencia de su madre, la hija de Pelayo, Hermesinda, quizá con antecedentes astures, debió ser grande); otros piensan que el carácter violento de Fruela le había granjeado antipatías y que Aurelio había sido el que había capitalizado este grupo intentando que la corona pasase al hermano de Fruela, Vimara; otros, en fin, piensan que, muertos los dos descendientes masculinos de Alfonso I, la opción del mayor de los hijos de su hermano (Bermudo había ingresado en un convento) era la más lógica. Quizá todas las razones tuvieron su peso.

Aurelio tuvo que enfrentarse a revueltas de campesinos, mayormente gallegos y asturianos (lo que puede confirmar en parte alguna de las opciones relacionadas), no se conocen campañas contra los musulmanes, ni porque estos intentasen invadir el reino asturiano (como, al parecer, sucedió en tiempos de Fruela I), ni porque los asturianos continuasen las correrías por la meseta, como está relacionado bajo el mando de Alfonso I). Según algunos historiadores, trasladó la capital a san Martín del rey Aurelio, pero de esto solo está la prueba de que en ese lugar poseía tierras patrimoniales.

En mi novela La Cruz de los Ángeles, Aurelio interviene en su primera parte como duque de Cantabria, bajo la autoridad de su primo, el rey Fruela I. Probablemente el ducado habría pasado, a la muerte del duque Pedro (narrada en La Muralla Esmeralda) a su hijo mayor, Alfonso, quien, al casarse con Hermesinda y trasladarse a Oviedo dejaría encargado del ducado a su hermano Fruela “el mayor”; luego, al ser elegido rey tras la muerte de Favila, quizá se lo cedió definitivamente y su hijo Aurelio lo heredaría tras la muerte de su padre. Luego, en la segunda parte d ela novela, ya como rey, es retratado como un hombre prudente, que ha accedido al trono obligado por las circunstancias (aunque en el fondo lo ambicionaba), y que recela de que su prima Adosinda, única hija que queda con vida de Alfonso I, haga uso de las costumbres matrilineales de los astures para arrebatarle el trono y traspasárselo a su sobrino Alfonso (lo que, a la postre, ocurrirá); algo que aterra a Aurelio porque piensa que el joven ha heredado la “locura” que, según cree, afectaba a su padre.

Aurelio tiene (en la ficción de mis novelas) una relación con una cautiva musulmana (la concubina del rey Alfonso y madre de Mauregato), que, a la postre, es la causa de muera, en el año 774, quizá envenenado por su amante. Aunque lo más seguro es que fuera por causa natural.

Posteriormente Aurelio aparece en mi próxima novela La Estirpe de los Reyes, en los capítulos que narran esa época del reino de Asturias, y en los que se estudia su carácter y sus relaciones con otros personajes, en especial con Adosinda (auténtica protagonista de esos años) de una manera más exhaustiva, aunque sin muchas diferencias con La Cruz de los Ángeles.

Y, en la que ya he dicho que no sé si llegará a publicarse, la nueva redacción de La Cruz de los Ángeles, tiene prácticamente la misma importancia que en la redacción primitiva.

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