Hace un
mes que no escribo en este blog, y no ha sido por pereza ni porque hubiera
decidido dar unas vacaciones a mi ordenador. Durante ese tiempo he dedicado
todos mis ratos libres a la novela que me ha tenido ocupado últimamente: La
Estirpe de los Reyes. Como sabrán los que hayan leído mis últimas
publicaciones, bien aquí, en mi página de Facebook, Pelayo, rey, o en mi muro,
desde que, en el mes de mayo, pensé que ya la había concluido y se la había
enviado a la editorial, he añadido tramas nuevas, la he revisado, he comprobado
que la división en dos libros separados (por mor de su excesiva extensión)
estaba hecha en un lugar, excelente por la temática, pero inapropiado por el
diferente tamaño de ambos, por lo que he tenido que hacer una nueva división, la
he vuelto a revisar, he encontrado errores de concepto en la trama que me han
obligado a correcciones que, a su vez, han traído como consecuencia una nueva
revisión y la introducción de otras correcciones que, a su vez, han aconsejado que
volviera a revisarla, de nuevo, del principio al final. Pero, al fin, y como era
mi intención, antes de que se terminase el verano (por poco), ¡ya está acabada!
Y definitivamente, pues, aunque si volviera a revisarla, estoy seguro de que
encontraría motivos para repetir el proceso, no pienso hacerlo. Hay otras
novelas que están esperando (la nueva redacción de La Cruz de los Ángeles, la
Cruz de la Victoria, ya escrita, y las que resten hasta que desaparezca el
reino asturiaano, quizá una más, que llevará el título de La caja de las
ágatas), y quisiera terminarlas mientras tenga fuerzas para ello.
De
momento, las próximas publicaciones en este blog estarán dedicadas a un
(esperemos que breve) estudio crítico sobre La Estirpe de los Reyes y cómo los
escritores nos repetimos, y a una comparativa (y orden de lectura) entre ésta
novela y sus contemporáneas, La Muralla Esmeralda, el Muladí y La Cruz de los
Ángeles (primera redacción, la que está publicada); y, posteriormente, otra
comparativa entre esa redacción de la Cruz de los Ángeles y la posterior, que
aún no he decidido si se editará.
Y mucha
fuerza a todos para poner fin a las vacaciones y retomar nuestro trabajo
diario. Para llegar al próximo verano queda menos de un año. La reconquista duró
más de setecientos, y también se acabó. (o, al menos, eso creímos)
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