12 de junio de 2012

El Muladí 3.- Creación de la Novela.

Para hablar de cómo se llegó a gestar esta novela, tenemos que repasar brevemente los antecedentes.




Después de escribir “Pelayo, rey” (Por entonces pensaba titularla “La Cruz de la Victoria”), que, en un principio, iba a ser una única novela, decidí convertirla en una trilogía con tres historias que tuviesen como excusa una joya del Tesoro de la Catedral de Oviedo: La citada Cruz de la Victoria, la Cruz de los Ángeles y La Caja de las Ágatas.



Una vez concluída La Cruz de los Ángeles, que transcurre durante los reinados de Fruela I (en su 1ª parte); Aurelio, Silo, Mauregato y Bermudo I (en la 2ª); y Alfonso II (en la tercera, cuando es fabricada la joya que le da nombre), y sin conseguir avanzar mucho en la siguiente, “La caja de las Ágatas”, decidí, en honor de mis amigos de la localidad en la que paso mis vacaciones, Torre del Mar, Vélez-Málaga, Málaga, lugar en el que, como en toda Andalucía, los siglos de dominación musulmana dejaron una honda huella en cultura, costumbres, topónimos, etc., escribir un nuevo libro en el que el protagonista fuese un habitante de esa Hispania dominada por los árabes, en realidad, la mayor parte de la población de la península, y aún más, de los que hubiesen adoptado (él o sus padres) la religión de los nuevos señores: un “muwallad”



Aquí llega la primera duda. Hacer una novela independiente y mantener aparte la trilogía citada, o unirla a la serie. Como estaba atascado con la “Caja de las Ágatas” e incluso dudaba en si sería capaz de terminarla, y el editor quería cambiar el título de “La Cruz de la Victoria” por el de “Pelayo, rey” (a su juicio, más comercial, en lo que, posiblemente, tendría razón), renuncié aq la trilogía y decidí hacer una saga en la que se fueran alternando novelas en las que la acción transcurriera, principalmente en Asturias, con otras, complementarias, en las que narrase aventuras sucedidas en la España dominada por los musulmanes)



Segunda duda: ¿Mi protagonistas sería un personaje real, cómo había sido Pelayo y sus sucesores, o uno imaginario? No faltaban muladíes con historias lo suficientemente interesantes como para ser protagonistas de la novela, y muchos han pasado, con mayor o menor importancia, por mis páginas (Musa ibn Musa o cualquiera de sus descendientes, los Banu-Qasi; Ibn Hafsun, el rebelde de Bobastro; ibn Merwan, el gallego; etc.), pero había decidido que la novela formaría parte de la serie, y ya tenía escrita una sobre los sucesores de Pelayo, a excepción de su hijo Favila y su yerno Alfonso I. Así que la novela desarrollaría su trama durante el reinado de estos y, al no haber en esos años un personaje real, dentro del grupo de los muladíes, que mereciese los galones de protagonista, me decidí por uno imaginario. Eso me permitía inventarme lo que quisiera, pero me privaba de la base histórica que daba apariencia de realidad a mis novelas. ¿Saldría bien el cambio? Mis lectores tienen la palabra.



No hay comentarios:

Publicar un comentario