27 de marzo de 2012
ESTATUAS DE REYES XI, Oriente, Alfonso III
Continuando nuestro paseo por el costado norte de la Plaza de Oriente, y llegando ya casi a la calle de Bailén, nos encontramos con otro rey asturiano, uno de los más importantes. Se Trata de Alfonso III (848 - 912). Podría ser considerado como el último rey de Asturias, propiamente dicho, ya que sus sucesores trasladan la capital a León, (Y él mismo residió allí a menudo) y ésta dará nombre a todo el reino en lo sucesivo, y así lo consideré al principio en mi serie de novelas, aunque como con posterioridad, y dado que, en breves períodos de tiempo, Asturias pervivió como reino independiente o subordinado a León, he decidido no dar fin a la saga con este monarca, sino prolongarla un poco más para contar esos confusos momentos.
Alfonso III nace el año 848, cuando su abuelo Ramiro I es rey y su padre Ordoño I el príncipe heredero. Durante su infancia tiene lugar el primero de los ataques normados a las costas asturianas, siendo derrotados los invasores en Gijón y en La Coruña. Cuando muere su abuelo y Ordoño es proclamado rey, le encarga del gobierno de Galicia, tarea que le ocupa algunos años y en la que adquiere experiencia para cuando le corresponda asumir la corona, y en la que es asesorado por su tío Gatón, conde del Bierzo. Ya muy enfermo de gota Ordoño, los cristianos son derrotados por los musulmanes en la sangrienta batalla de la Hoz de la Morcuera, y a la muerte de Ordoño, el conde de Lugo, Forilán Bermúdez, le arrebata la corona, aunque al poco tiempo sus “fideles”, encabezados por su tío, Rodrigo, conde de Castilla, le reponen en el trono.
Casa con Jimena de Navarra, derrota a los musulmanes en la batalla de Polvoraria, expande el reino hasta más allá del Duero, fortifica León, funda Zamora, ordena elaborar la Cruz de la Victoria (Joya que, según la leyenda, recubre con oro y piedras preciosas la cruz que don Pelayo porta en Covadonga), símbolo de Asturias que dona a la Catedral de Oviedo, y manda redactar (o lo hace él mismo)la crónica que lleva su nombre en la que se recoge, de manera más o menos fidedigna, los hechos acontecidos en Asturias hasta su reinado.
Hacia el final de su vida tiene que sufrir la rebelión de sus hijos, y para evitar una guerra civil, abandona el poder que estos se reparten: el mayor, García I, rey de León (Para quien quiera saber algo más de este monarca, le remito a la 2ª de mis entradas sobre este tema), el segundo, Ordoño II, rey de Galicia y, a la muerte de su hermano, rey de León, y el tercero, Fruela II, rey de Asturias y a su vez, tras la muerte de Ordoño, rey de Asturias, Galicia y León, con lo que el reino se reúne de nuevo.
Aún tiene fuerzas para peregrinar a Santiago, y pedir permiso a su hijo García para acudir a defender a Zamora, atacada por los musulmanes; ciudad en la que muere en 912 a los 64 años.
En mis novelas, Alfonso III es el protagonista de la sexta, “LA CRUZ DE LA VICTORIA” en la que narro, de forma novelada, su extensa vida que marca el cenit del reino asturiano.
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