29 de diciembre de 2011

ESTATUAS DE REYES VI, Oriente, Alfonso I


Continuando con nuestro paseo por la plaza, en dirección al Palacio, la siguiente estatua que nos encontramos es la de Alfonso I
Este monarca (según algunos historiadores, el primero que ostentó, en realidad, ese título) tiene gran importancia en la Historia de Asturias y, por supuesto, en mis novelas.
Alfonso fue hijo de Pedro de Cantabria, gobernador, parece ser, de esa provincia en los tiempos de los últimos reyes godos, Egica, Witiza y Rodrigo; y así lo cuento en “Pelayo, rey”, haciéndole pariente de Pelayo (Ambos descendían, según se cree, de Chindasvinto) y gran valedor suyo.
Tras la derrota del Guadalete, Pedro se refugia en Cantabria y, cuando nuestro héroe se alza en rebelión contra los emires cordobeses, se une a él y luchan juntos en la batalla de Covadonga (Esto pertenece a la imaginación del autor, pero es, no solo posible, sino altamente probable)
Posteriormente Alfonso se casa con la hija de Pelayo, Hermesinda, según se cuenta en la segunda de mis novelas” La Muralla esmeralda”, recientemente publicada. Y, como ningún dato cierto hay de esa época, todo lo que en ella se cuenta pertenece a mi imaginación.
Tras la muerte de Pelayo y el breve reinado de Favila, Alfonso es elegido rey, bien por consenso entre los nobles (sistema electivo propio de los godos), o por ser yerno de Pelayo. Y comienza la reconquista de los territorios dominados por los musulmanes, ayudado por su hermano, Fruela, “el mayor”, según cuentan con detalle las crónicas cristianas y según narro en mi tercera novela “El Muladí”, que aparecerá, D.m., en la próxima primavera.
Con Hermesinda Alfonso tuvo tres hijos: Fruela, el futuro Fruela I (cuarto rey de Asturias), Vimara, asesinado por su hermano, y Adosinda, que, al casarse con Silo propició que éste fuera elegido como el sexto rey asturiano. Todo esto está narrado en la cuarta novela, “La Cruz de los Ángeles”, que se editará en su momento.
También dejó un bastardo, Mauregato, que, como se cuenta en la citada novela (con una gran dosis de imaginación) llegó a ser el séptimo rey de Asturias.
No obstante, la linea familiar de los reyes, primero asturianos y luego leoneses, no desciende de Alfonso, sino de su hermano Fruela, “el mayor”. Pero eso se contará en próximas novelas.

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