Como
habíamos anunciado, he abandonado temporalmente LA ESTIRPE DE LOS REYES para
centrarme en la corrección ortotipográfica de LA
CRUZ DE LOS ÁNGELES. Y, como de costumbre,
comienzan las complicaciones.
Ya
en el primer capitulo, al describir los primeros años del reinado de Fruela I,
utilizo a unos personajes que tuvieron su importancia en la anterior novela EL
MULADÍ, aunque, en realidad, su primera aparición en mis páginas fue al final
del capítulo 20 de LA MURALLA ESMERALDA
: La musulmana Fátima, que al final de EL MULADÍ llega a ser la concubina del
rey Alfonso I, y su siervo y/o protector, Suleimán ibn Yusuf, que vive entre
los cristianos bajo la falsa identidad de un aparcero llamado Rufino. Como los
capítulos de la trama asturiana de LA ESTIRPE
DE LOS REYES transcurren a la vez que los últimos de EL
MULADÍ y los primeros de LA CRUZ DE LOS
ÁNGELES, hay personajes y situaciones de la estirpe que deberían verse
relacionadas, o, al menos, comentadas, en LA CRUZ
DE LOS ÁNGELES, lo que no es así porque dicha novela lleva ya
escrita más de diez años; mucho antes de que ni siquiera pensase en escribir la
actual.
Como
me urgía seguir con las correcciones, después de una breve revisión, decidí que
la trama de LA ESTIRPE
no influiría demasiado en la de LA
CRUZ y podría mantener el texto original de esta última. Pero
luego la cosa fue cambiando.
Ya
en el capítulo II de LA CRUZ DE LOS
ÁNGELES toma importancia la figura de Abderrahmán I, como rival del rey asturiano
Fruela. (Luego lo sería de sus sucesores, Aurelio, Silo, y Mauregato) Y este
gobernante musulmán, que fue el creador del emirato independiente que, a la postre, se convertiría en el
esplendoroso califato cordobés, tiene una historia importante y novelesca que
siempre había deseado tratar con más intensidad que lo relatado en esas
páginas. No sé si algún día podré relatar la apasionante vida de Abderrahmán
ibn Moawia, único de la familia Omeya que consiguió sobrevivir a la matanza
ordenada por sus rivales, los Abbasidas y que, tras un largo viaje, instauró
dicha dinastía en Al Andalus; pero ya en mi esquema de LA ESTIRPE DE LOS REYES,
Teodoredo, el hijo de Alarico que iba a tomar el protagonismo en los siguientes
capítulos, estaba previsto que se encontrase con Abderrahmán en Siria, cuando
todavía era un miembro de la familia que ostentaba el califato; que compartiese
con él algunas aventuras y que, en fin, le acompañase en su viaje hasta
Hispania; una vez allí ya encontraría la manera (aún no está decidido cómo) de
que pasase a Asturias para entroncar con la parte de la trama correspondiente a
los descendientes de Favila. Naturalmente no sería lógico que esto no se viese
reflejado en los capítulos de LA CRUZ DE LOS
ÁNGELES que tratan de los hechos de Abderrahmán I. Pero como todavía no sé (ni
lo sabré hasta que lo escriba) qué va a pasar entre Teodoredo y Abderrahmán en LA ESTIRPE DE LOS REYES, no puedo
rectificar adecuadamente los capítulos
correspondientes de LA CRUZ DE LOS
ÁNGELES.
Ante
esto tengo dos opciones: Postergar la corrección de LA
CRUZ DE LOS ÁNGELES (y, por tanto, su
edición, algo doloroso para una novela que lleva esperando diez años a ver la
luz, y que considero la más importante de las mías después de PELAYO, REY), o
hacer lo que pensaba y ya he explicado respecto a la trama asturiana; que lo que
escriba en LA ESTIRPE DE
LOS REYES no sea tan importante, históricamente, como para que tuviera que
verse reflejado en LA CRUZ DE LOS
ÁNGELES. (Lo que rebajaría el nivel de aquella novela)
Ambas
opciones me repelen, pero una de las dos tengo que tomar, y dudo, dudo, y dudo.
Si alguno de los lectores del blog tiene alguna sugerencia que hacerme, la agradeceré.
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