5 de octubre de 2018

Ramiro Alfónsez


Ya vamos llegando al final de esta serie dedicada a los reyes Asturianos y su implicación en mis novelas (aunque parecía, en la entrada anterior, que ya la habíamos finalizado; y hay quien lo piensa así).

No son muchos los datos, y los que hay no son especialmente fidedignos sobre estos años. Cuando, en el 924, muere Ordoño II, rey de León, su hermano Fruela II, hasta ese momento rey de Asturias, subordinado, en cierta medida, al leonés, es proclamado rey de León (y Galicia y Asturias); aunque hay quien defiende que, al abandonar la tierra asturiana para sentarse en el trono leonés, dejó en Oviedo, como rey, aunque subordinado suyo (al igual que él mismo lo había sido desde 910) a su hermano menor, Ramiro, el quinto hijo de Alfonso III (el cuarto, Gonzalo, ocupaba el puesto de Arcediano de la catedral de Oviedo).
Los hijos de Ordoño II: Sancho Ordóñez; Alfonso Ordóñez y Ramiro Ordóñez (Tuvo otro dos más pequeños que no tuvieron importancia en la historia) no debieron aceptar esta postergación de buen grado, como veremos después.
Ramiro Alfonsez, por su parte, fuera como rey coronado, o no, quedó gobernando Asturias y en buenas relaciones con su hermano Fruela II, puesto que algunos historiadores sostiene que, a la muerte de Fruela, en 925 (solamente un año después de ser proclamado rey de León), casó con su viuda, Urraca (la segunda esposa de Fruela, madre de Ramiro Froilaz y Ordoño Froilaz, mientras que la primera, Nunilo Jimena, había sido la madre de Alfonso Froilaz).

A la muerte de Fruela II, en una primera instancia, su hijo primogénito, Alfonso Froilaz, es proclamado rey en León. Pero esto no es demasiado claro, porque los historiadores no le otorgan número ordinal, y antes de un año, los hijos de Ordoño, expulsan al de Fruela de León y tiene que refugiarse en Asturias, donde, durante un tiempo, se mantien semindependiente, mientras que en la capital, Alfonso Ordóñez es proclamado rey como Alfonso IV.

Todas las luchas y las alianzas que llevan a esto son tan complicadas, que las dejaremos para la próxima entrada.

En la novela en la que estoy trabajando actualmente, aún voy por el período en que García, Ordoño, Fruela, Gonzalo y Ramiro Alfonsez viven bajo la tutela de su padre, Alfonso III (explicando mejor y más extensamente los hechos ya narrados en la anterior, aún no publicada, La Cruz de la Victoria), así que no sé cómo se narrará esto, excepto que ya cada uno de ellos va expresando las preferencias que les llevarán a dividir el reino a la muerte de su padre. García casará con Muniadonna, la hija del conde de Castilla, Munio Núñez, lo que le garantizará el apoyo castellano leonés. Ordoño lo hará con Elvira Menéndez, hija del poderoso conde gallego Hermenegildo Gutiérrez (Menendo), quien tendrá gran importancia en la novela (y en la historia) y de Hermesinda Gatónez, la hija del conde Gatón del Bierzo, (tío de Alfonso III y uno de los protagonistas de La Cruz de la Victoria), con lo que se asegura la lealtad de las tropas gallegas y bercianas. Y Fruela casará con Nunilo Jimena, una princesa navarra, pero que de poco le servirìa, pues ese reino está en esos momentos inmerso en una crisis sucesoria (de la que, a la postre, saldrá tremendamente fortalecido, en el reinado de Sancho Garcés I, de Pamplona); pero contará con los apoyos de sus hermanos menores Gonzalo y Ramiro, con influencia en Oviedo y el territorio asturiano.

Y ya, en la próxima entrada, intentaremos no confundirnos con las luchas de Sancho, Alfonso y Ramiro Ordóñez contra Alfonso, Ramiro y Ordoño Froilaz, y luego la de los hermanos Ordóñez entre sí y el apoyo de los Froilaz a uno u otro de éstos. Será difícil. (Y mucho más, contarlo coherentemente en la novela)

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