23 de octubre de 2010

LA CONTINUACIÓN

Creo que hemos diseccionado todo lo posible mi novela, “Pelayo, rey”. Hemos hablado de cómo se concibió, cómo se realizó, cómo llegó a publicarse, de las investigaciones y viajes efectuados, de sus personajes… ya poco más se puede decir a no ser que haya intervenciones de los lectores pidiendo aclaraciones, expresando opiniones o (¡qué bueno sería!) iniciando controversias, que muchas hay posibles.
Mientras no se dé este supuesto, hora es ya de pasar a las siguientes novelas, aunque no estén aún publicadas. Cuando, hace ya unos meses, inicié este blog y hablé de cómo se fueron gestando, lo hice en orden cronológico de cómo fueron escritas. Pero ahora vamos a seguir el discurrir de la historia de Asturias, que es cómo, creo yo, se deben leer. Y, después de la historia que cuenta la forma en que el joven godo, Pelayo, llegó a ser el primer rey asturiano, viene la que narra los hechos acontecidos en su reinado, que dura desde la batalla de Covadonga, en el 722 (Sigo las tesis de Sánchez Albornoz) hasta su muerte en el año 737. Quince años de los que ninguna noticia nos dan las crónicas asturianas, en las que me había basado para los datos históricos de la primera novela, ni las de los musulmanes, que se limitan a narrar lo sucedido (mucho y muy interesante) en la España dominada por ellos. Esto me había hecho pasar por alto esa época hasta que fueron los propios editores quienes me pidieron una continuación de “Pelayo, rey”.
Escribir la novela me costó mucho menos que conseguir que se llegue a publicar. Es hoy el día en que aún no lo veo nada claro, y aunque la Asociación de Antiguos Alumnos del colegio ya tiene planificado, para la próxima primavera, la presentación del libro, Imágica ediciones aún no se ha decidido. Ya veremos en qué acaba todo esto (que se publique, que no se haga, que sea otra editorial, o que, al fin, lo edite yo mismo, son solo algunas de las posibilidades que estoy barajando)
Y de la trama, ¿qué? ¿No es de eso de lo que iba a hablar? Pues sí, pero en la próxima entrada. ¡Hasta entonces!

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